FRANCOTIRADOR.
Breve historia de un pueblo
cualquiera.
José Luis Ceja Guerra.
Resulta curioso que en una
ciudad con una tradición liberal como Jiquilpan sean los temas de fe los que
hayan polarizado la tensión entre los ciudadanos lo cual es preocupante si se
toma en cuenta que, si bien, Jiquilpan no es un pueblo radical tampoco es un
pueblo apático.
El anuncio de que el Cura de la
parroquia de San Francisco tenía la intención de colocar muro perimetral al
atrio y cambiar los pisos de la nave central hizo que los ciudadanos de
Jiquilpan pusieran el grito en el cielo lo que resulta extraño si se toma en
cuenta que regularmente estos temas no suelen ser tomados tan en serio por los
jiquilpenses pero en esta ocasión debieron tocarse algunas fibras para que la
gente prácticamente esté pidiendo la salida del titular de la parroquia.
Cierto no es un pueblo radical pero
sí muy apasionado y muy dado a creer que es el único poseedor de la verdad
absoluta y en ese afán quieren revivir un viejo conflicto que es realmente un
mito entre Cárdenas (Lázaro) y la Iglesia. Existen voces que dicen que el muro
fue derribado por instrucciones del General Lázaro Cárdenas sin embargo existen
fotografías de los años 20´s en las que no está ya el famoso muro.
Lo cierto es que el pleito, entre el
Cura y un particular, fue potencializado a través de las redes sociales y eso
da pie para retomar un tema que hemos planteado ya en este espacio y que tiene
que ver con el mal uso que se hace de las redes sociales a las cuales algunos
les dan ya la categoría de medios de comunicación establecidos, de tal suerte
que todos los usuarios se convierten en reporteros en potencia con la
desventaja de que su información no pasa por un proceso de valoración antes de
ser publicada y eso es un riesgo.
El riesgo es que quien escribe a
través de estas redes sociales lo hace sabiendo que no hay una legislación que
lo responsabilice de los resultados de su publicación, que no existe siquiera
un código de usuarios que establezca hasta dónde se es responsable y
corresponsable de los actos que deriven de las publicaciones.
En los medios tradicionales, prensa
escrita por ejemplo, la legislación en materia electoral establece un sentido
de corresponsabilidad entre el escritor y el medio lo que no ocurre
con las redes sociales que se han convertido en una plataforma para atacar
desde el anonimato.
Es entonces que temas como este del
atrio y del piso del templo han tomado proporciones que rayan ya en los ataques
e insultos a quienes se atreven a defender una u otra postura y todo se hace en
el entendido de que no habrá quien los censure ni los responsabilice.
Pero en fin, esto nos hace entender
que en el marco del próximo proceso electoral las redes sociales jugarán un
papel importante porque no hay una ley que norme su actividad; si bien es
cierto que para algunos el uso de estas redes es una extensión de su libertad
de expresión también es cierto al ser de difusión pública debieran existir sino
criterios de publicación sí al menos establecer responsabilidades por lo que se
publique.
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