Cuando Judas se viste de mujer.
Los Remedios, municipio de Jiquilpan.
Pese a que la tradición
judeocristiana señala las conmemoraciones de Semana Santa como una época de
dolor, para los habitantes de Los Remedios, comunidad de Jiquilpan, son épocas
para salir a la carretera vestidos de mujer con el mero afán de divertirse.
Son las 11 y treinta minutos del
Jueves Santo, parado al borde de la carretera nacional, justo bajo la portada
de acceso a la comunidad de Los Remedios el sol cae a plomo sobre mi cabeza.
-¡Otra vez se me olvidó el sombrero!-
Pienso mientras busco en mis bolsillos la caja de cigarros, queda sólo uno, lo
enciendo y encamino mis pasos a la tienda que se ubica en un conjunto de
locales de comida. Salgo de la tienda con mi nueva cajetilla y la gente se
asoma a la calle cuesta arriba que termina en la plaza de la iglesia local.
¿Si van a salir? Se preguntan unos a
otros mientras el reloj avanza y el sol calienta más y la acogedora sombra de
un puesto de micheladas me guiña el ojo de manera constante a lo que me resisto
de manera estoica mientras reviso la carga de la batería de mi celular y
el espacio en la memoria para las fotografías.
Después de un rato de ver el trajín
cotidiano de esa parte de la comunidad, los vendedores de frituras, las cubetas
de cerveza que montadas sobre motocicletas van de una dirección a otra comienza
a escucharse un murmullo que se hace cada vez más fuerte.
¡Ya vienen, ya vienen! Gritan los
niños mientras corren a bordo de carretera con una mezcla de diversión y miedo
pintada en el rostro. La música de banda que se reproduce a través de una
bocina amplificada en la caja de una camioneta anuncia el inicio de la fiesta.
De entre los locales de la carretera sale una mujer, al menos a primera vista,
se acerca a los parroquianos y abre su bolso, no dice una palabra, solamente
sacude el bolso y las manos de los parroquianos dejan caer en él las monedas.
Después es una docena de hombres
vestidos de mujeres los que se apostan a bordo de carretera y con gracia no
esperada navegan sobre los zapatos de tacones para recorrer de un lado a otro
la cinta asfáltica para pedir dinero.
Los automovilistas los ven
sorprendidos, realmente la actividad de los Judas de Los Remedios es un vuelco
total a lo que la gente espera ver en la provincia michoacana y es que acá Los
Judas poco tienen que ver con la cuestión religiosa pues la participación no es
de ninguna manera una demostración de fe o el pago de una manda o una
penitencia, no, para ellos el vestirse de mujer y pedir dinero y bailar es
solamente una forma de divertirse que tampoco pone en duda su sexualidad pues
de acuerdo a Rodrigo Guerra quien ha coordinado este grupo desde hace seis
años, el vestirse de mujer no implica de ninguna manera alguna inclinación
sexual, para ellos es solamente divertirse.
Los automovilistas hacen un alto,
sacan sus celulares y toman las fotografías para guardar un recuerdo de tan
singular tradición que se ha moderado durante los últimos años pues antes, dice
Rodrigo Guerra, Los Judas se subían a las cajas y cofres de las camionetas y
autos que pasaban para exigir dinero.
Los Judas tocaron a retirada y
comenzaron a caminar rumbo a las calles de la comunidad, fueron apenas 45
minutos, quizá una hora en que el duelo por la inminente pasión y muerte de
Jesús se olvidaron en esta comunidad en la que, quizá la única forma de hacer que
Judas pagara por su traición fue vestirlo de mujer.
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