lunes, 17 de abril de 2017

Cuando Judas se viste de mujer.
Los Remedios, municipio de Jiquilpan.
Pese a que la tradición judeocristiana señala las conmemoraciones de Semana Santa como una época de dolor, para los habitantes de Los Remedios, comunidad de Jiquilpan, son épocas para salir a la carretera vestidos de mujer con el mero afán de divertirse.
Son las 11 y treinta minutos del Jueves Santo, parado al borde de la carretera nacional, justo bajo la portada de acceso a la comunidad de Los Remedios el sol cae a plomo sobre mi cabeza.
-¡Otra vez se me olvidó el sombrero!- Pienso mientras busco en mis bolsillos la caja de cigarros, queda sólo uno, lo enciendo y encamino mis pasos a la tienda que se ubica en un conjunto de locales de comida. Salgo de la tienda con mi nueva cajetilla y la gente se asoma a la calle cuesta arriba que termina en la plaza de la iglesia local.
¿Si van a salir? Se preguntan unos a otros mientras el reloj avanza y el sol calienta más y la acogedora sombra de un puesto de micheladas me guiña el ojo de manera constante a lo que me resisto de manera estoica mientras reviso  la carga de la batería de mi celular y el espacio en la memoria para las fotografías.
Después de un rato de ver el trajín cotidiano de esa parte de la comunidad, los vendedores de frituras, las cubetas de cerveza que montadas sobre motocicletas van de una dirección a otra comienza a escucharse un murmullo que se hace cada vez más fuerte.
¡Ya vienen, ya vienen! Gritan los niños mientras corren a bordo de carretera con una mezcla de diversión y miedo pintada en el rostro. La música de banda que se reproduce a través de una bocina amplificada en la caja de una camioneta anuncia el inicio de la fiesta. De entre los locales de la carretera sale una mujer, al menos a primera vista, se acerca a los parroquianos y abre su bolso, no dice una palabra, solamente sacude el bolso y las manos de los parroquianos dejan caer en él las monedas.
Después es una docena de hombres vestidos de mujeres los que se apostan a bordo de carretera y con gracia no esperada navegan sobre los zapatos de tacones para recorrer de un lado a otro la cinta asfáltica para pedir dinero.
Los automovilistas los ven sorprendidos, realmente la actividad de los Judas de Los Remedios es un vuelco total a lo que la gente espera ver en la provincia michoacana y es que acá Los Judas poco tienen que ver con la cuestión religiosa pues la participación no es de ninguna manera una demostración de fe o el pago de una manda o una penitencia, no, para ellos el vestirse de mujer y pedir dinero y bailar es solamente una forma de divertirse que tampoco pone en duda su sexualidad pues de acuerdo a Rodrigo Guerra quien ha coordinado este grupo desde hace seis años, el vestirse de mujer no implica de ninguna manera alguna inclinación sexual, para ellos es solamente divertirse.
Los automovilistas hacen un alto, sacan sus celulares y toman las fotografías para guardar un recuerdo de tan singular tradición que se ha moderado durante los últimos años pues antes, dice Rodrigo Guerra, Los Judas se subían a las cajas y cofres de las camionetas y autos que pasaban para exigir dinero.

Los Judas tocaron a retirada y comenzaron a caminar rumbo a las calles de la comunidad, fueron apenas 45 minutos, quizá una hora en que el duelo por la inminente pasión y muerte de Jesús se olvidaron en esta comunidad en la que, quizá la única forma de hacer que Judas pagara por su traición fue vestirlo de mujer.

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