martes, 1 de agosto de 2017

¿Con cuántos?


FRANCOTIRADOR…

Parece que a unos de los posibles aspirantes por el PRI a la alcaldía de Jiquilpan no lo quieren dejar competir y le han endulzado el oído al ofrecerle el décimo tercer o décimo cuarto puesto en la lista de diputados federales plurinominales por la quinta circunscripción.
Y ahora aquellos que están cerca de este aspirante se han dado a la tarea de buscar en archivos, en páginas de internet y donde sea la información que les permita establecer con cuántos votos puede lograr entrar al Congreso de la Unión su gallo (en un descuido y no entra y ello se quedan a la deriva).
Lo cierto es que quienes están aspirando a gobernar la emblemática tierra de las Jacarandas deben estar preparando sus plataformas que, para no variar, será una lista interminable de quejas con respecto a lo que está ocurriendo en este municipio sin embargo sería necesario que los aspirantes centraran más el discurso en la solución y no en el problema.
Los problemas de un municipio como Jiquilpan los conocemos  todos, la inseguridad, la falta de servicios, el agua potable, la basura, la conurbación y un largo etcétera pero finalmente todo pasa por un tema fundamental: la falta de recursos.
Jiquilpan, igual que muchos municipios de Michoacán depende casi exclusivamente de las participaciones estatales y federales debido a que, como todos los municipios, cuenta con un indolente y altamente flexible sistema de recaudación catastral (nada más tenemos 30 años de rezago en esa materia) por lo que los discursos de los aspirantes deberán estar enfocados a hablarle al ciudadano con la verdad y decirle que de no modificarse los esquemas de recaudación será muy complicado tener los recursos para poder participar de proyectos y obras de gran envergadura y así, simplemente no se pi..ches puede.
Pero el problema es que nuestros políticos siguen creyendo que los ciudadanos somos felices si nos ofrecen calles empedradas, calles iluminadas o banda cada ocho días en la plaza.
El ciudadano ha madurado ya y es un ser más analítico y cada vez más crítico; el ciudadano quiere saber cómo se van a administrar los recursos del ayuntamiento, quiere conocer desde la campaña quiénes estaría ejerciendo como funcionarios para poder tener una visión completa y no tener que esperar a que inicie el periodo de gobierno para enterarse de que tal o cual persona será jefa o jefe de tal o cual oficina.
El nuevo ciudadano exige también tomar parte activa en las decisiones que afectan a la comunidad, ser parte integral de la administración municipal o al menos que se le consulten las cosas, el aspirante que logre entender el nuevo modelo de ciudadano jiquilpense tendrá que responder y corresponder a estas expectativas o quedarse en el camino.
De ahí la importancia de que, al margen de su edad, el aspirante a alcalde tenga las herramientas humanas necesarias para adaptarse a los nuevos esquemas y las nuevas formas de hacer política.

La pregunta es… ¿Con cuántos políticos capaces de generar o aceptar esta nueva forma de hacer política contamos? Decía el poeta jiquilpense sobran los dedos de las manos.

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