Jiquilpan.
En la idea de refrescar el teatro y
acercarlo a las plazas públicas, el Carro de las Comedias de la UNAM ha logrado
no solamente que las nuevas generaciones se interesen en los clásicos teatrales
sino logra también una formación integral de los actores.
De acuerdo con Ana Irene Guevara
quien interpreta el papel de Juan de Sosa en La Verdad Sospechosa de Juan Ruiz
de Alarcón, la propuesta es hacer que el teatro del llamado Siglo de Oro no
esté alejado del contexto actual sino que el público pueda ver que lejos de ser
aburridas y con un lenguaje incomprensible las obras de teatro clásico son
perfectamente comprensibles y alcanzables para el público actual: “Y que se
puede acceder a ellas desde diferentes estilos y diferentes formas como es el
caso de las escenografías y los vestuarios que son una mezcla entre los clásico
y lo contemporáneo, nosotros decimos que somosnovvohispuncks, entonces
esa es la idea, la mezcla de distintas culturas que se pueden ir sumando a
nuestra propia cultura.
Con estricto apego al texto original,
La Verdad Sospechosa, en la puesta en escena de El Carro de las Comedias,
recibe inyecciones de vitalidad a través de la inclusión de modismos,
interacción con el público, referencias a Chaplin y el cine mudo y la
incorporación de canciones que van desde el norteño y hasta el mariachi y sobre
todo el intercambio de roles caso concreto de Don Juan de Sosa o Don Beltrán
que son interpretados por mujeres o Lucrecia que es interpretada por un hombre,
un juego de intercambio de roles que se aleja de la vulgaridad por la fineza
con que son tratados estos personajes.
Pese a que la verdad sospechosa es en
esencia una obra moralista sobre las consecuencias de la mentira no deja de ser
una obra cómica que adquiere nuevas dimensiones a través de este grupo de actores
que dentro de la pretendida irreverencia para con un clásico del teatro han
logrado colmar la plaza de Jiquilpan durante las dos representaciones ofrecidas
en el marco de los festejos por el CXXII aniversario del natalicio de Lázaro
Cárdenas del Río.
Los movimientos, los gestos, los
detalles arriba y abajo del escenario, armado por ellos mismos, permiten a los
actores un pleno conocimiento del espacio en el que se desenvuelven al grado de
poder improvisar con los elementos del equipamiento urbano y con los
asistentes.
El teatro al aire libre permite
además un disfrute total para el espectador que puede pararse a comprar un
refresco o unas palomitas o fumarse un cigarrillo sin las limitantes de un
teatro cerrado.
“Es un proyecto bastante ambicioso
porque además el trabajo que hacemos arriba del escenario nosotros somos
los responsables de armar la escenografía, hacernos cargo de los vestuarios, de
hacernos totales responsables del teatro itinerante que traemos”.
De esta suerte la misma gente que
hace la parte actoral se encargan también de hacer de técnicos, vestuaristas lo
que les obliga a enfrentarse constantemente a retos que no se refieren
exclusivamente a la cuestión actoral.
No hay comentarios:
Publicar un comentario