Jiquilpan.
En compás de espera el proyecto de
la estatua que conmemoraría la Danza de Los Negros, una de las tradiciones de
la casi extinta comunidad indígena de Jiquilpan que sería instalada en la
explanada de la Fuente del Zalate considerada también como un emblema de esta
comunidad.
De acuerdo a los datos proporcionados
por los integrantes de esta comunidad desde la administración municipal
anterior se había aprobado un recurso económico de manera institucional para la
elaboración y colocación de la estatua de d2.20 metros en referencia a “La
Cuerita” el danzante principal, sin embargo el colegiado se desdijo de este
apoyo y acordó que de manera particular cada uno de los integrantes de cabildo
realizaría una aportación lo que tampoco ocurrió.
De acuerdo a los datos proporcionados
por los integrantes de esta comunidad que cuenta ya únicamente con cerca de 150
integrantes el costo de esta estatua se valuó inicialmente en los 380 mil pesos
sin embargo se recibió el ofrecimiento de un escultor local quien ofreció donar
la mano de obra por lo que se reduciría de manera importante el costo de este
monumento.
La Danza de los Negros es una de las
tradiciones de mayor relevancia en esta ciudad y se desarrolla desde el 24 de
diciembre al dos de febrero de cada año, periodo en que los integrantes de la
comunidad indígena cubren sus rostros con máscaras de madera adornadas con
monteras de piel de borrego o becerro y un tocado de flores de Nochebuena, la
vestimenta se complementa con pantalón y camisa de faena acompañados por un
látigo hecho de cuerda de ixtle trensada que regularmente llevan recogido en el
pecho.
A más de la vestimenta ya señalada, La
Cuerita, el líder de esta danza, utiliza una gabardina de piel (Cuera) y lleva
entre sus manos la imagen en miniatura de un toro de madera con el que embiste
a los danzantes.
Existen interpretaciones como las del
investigador del Centro de Estudios de las Tradiciones del Colegio de
Michoacán, Álvaro Ochoa Serrano quien dice que esta danza pudiera tratarse en
realidad de una protesta de los indígenas de Jiquilpan por el trato que
recibían por parte de los africanos establecidos como esclavos en la Hacienda
de Huaracha que eran utilizados para controlar y hostigar a los naturales.
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