FRANCOTIRADOR…
Es tradicional que conforme se acerca el periodo
electoral los aspirantes a cargos populares salgan de la comodidad de sus
refugios para dejarse ver en las plazas de su localidad aprovechando el menor
pretexto.
Sin embargo algo parece estar ocurriendo al menos
en Jiquilpan pues pocos de los que se mencionan para buscar un cargo de
elección popular se han dejado ver en Jiquilpan pese a la gran cantidad de
eventos culturales y deportivos que se han desarrollado y eso para quienes
buscan que sus aspirantes se posiciones para posicionarse ellos es y a
preocupante.
Eso puede deberse a que algunos aspirantes creen, y
perdonen la expresión, que “las redes sociales son la neta” y que el hecho de
postear una imagen los convierte de automático en figuras internacionales y
todo el mundo los ve; evidentemente tendremos que hacerles entender la
realidad, triste por cierto, de que no es así.
Habrá que explicarles qué son contactos, grupos,
fanpages, salas de chat y toda esa terminología tan extraña y absurda que pocos
entendemos pero que todos tratamos de utilizar.
Para el político de la nueva generación el tema de
las redes sociales resulta una maravilla pues su difusión es relativamente
económica, no tiene restricciones en cuanto a los contenidos, pueden eliminar
de sus contactos a quienes no están de acuerdo con ellos, puede mejorar sus
rostros, quitarse las arrugas, la papada y los labios partidos pero, sobre
todo, pueden crear un ejército de perfiles falsos para autocomplacerse en todos
los sentidos.
Es innegable que la política tradicional, la de las
plazas llenas de consumidores de tortas y refrescos escuchando un discurso
ensayado se ha terminado; la dinámica de hacer política ha cambiado porque
ha cambiado también el consumidor de política y se han sintetizado los sentimientos
y emociones del ciudadano y ahora el potencial votante no reclama, simplemente
postea un “me entristece”, no escribe y comenta con imágenes ante esto y para
estar a tono les diré que esta nueva forma de hacer política “me enflorece”.
¡Qué días aquellos de los discursos encendidos! Los
aplausos, las mentadas de madre, los chiflidos, el ver cara a cara al político
y tratar de adivinar sus intenciones; ahora habrá que acostumbrarse a los
discursos escritos plenamente estudiados con consultas a google para poder usar
palabras rimbombantes en las publicaciones.
El político actual no tiene ya entre su equipo de
trabajo a un publicista o un asesor de imagen que le diga cómo vestirse, cómo
sentarse, cómo moverse lento como posando para la fotografía… ¡no! Ahora trae a
un técnico en computación por si le falla el celular para subir sus fotos a las
redes sociales, trae a un diseñador gráfico para que le meta toneladas de
fotoshop a sus fotografías y elimine a algún colado de esos que nunca faltan en
sus fotos.
Durante la próxima campaña tendremos una elección
que se jugará a través de los celulares, las tabletas, las redes sociales y se
apelará a la imagen, pero no a la imagen en el concepto antiguo de probidad
sino a la imagen literal.
En este entendido el aspirante que cite mejor a los
clásicos (previa visita a google) dará la idea de ser culto, el que suba las
mejores fotos (editadas) dará la idea de ser bello o bella y el que se tome más
fotos estrechando manos sudorosas de trabajadores dará la idea de ser un
demócrata.
Dos cosas:
-No recuerdo el nombre, pero hay un cineasta
venezolano que dice que el futuro de los movimientos sociales está en las redes
sociales (estamos jodidos si vemos la gran cantidad de perfiles que se
identifica con El Señor de Los Cielos, La Reyna del Sur, El Chema Venegas y
Jenny Rivera).
-En el próximo proceso electoral piensa, Oh Patria
Querida, que en México cada votante tiene un celular.
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