Fr@ncotirador.
Desde hace décadas hemos venido escuchando que los partidos políticos, cuando llegan a ser gobierno, deben gobernar de la mano con la sociedad, lo que, aveces no es lo mejor.
Cierto, un gobierno que actúa sin considerar las necesidades u opiniones de sus gobernados corre el riesgo de convertirse en un gobierno autoritario; en el otro extremo, un gobierno que no da paso sin obtener el contentillo de la sociedad corre el riesgo de divagar sin rumbo.
Habría que aclarar varios temas el primero, una cosa es la sociedad, ciudadanía, pueblo pues, y otra muy distinta las Asociaciones Civiles pues mientras la sociedad representa un colectivo, las asociaciones representan un sector de la población que responde a intereses particulares que pueden ser el arte, la ecología, la política, el desarrollo social y otros que, repito, aglutinan a personas.
¿Son estas organizaciones la solución en el marco político de Jiquilpan? ¡No! Y no es una apreciación personal sino el resultado dado por estas organizaciones de la sociedad civil que en muchas ocasiones han frenado o atrasado e, incluso, puesto en riesgo proyectos de desarrollo de infraestructura y desarrollo social y humano.
Proyectos como la rehabilitación de las calles del primer cuadro de la ciudad que se vio retrasado ante la insistencia de una organización local para modificar el proyecto original durante la administración de Francisco Álvarez o la construcción del Centro de Desarrollo Comunitario cuando estas mismas organizaciones se opusieron a la edificación sin más argumento de no avalarlo porque no les preguntaron.
La actual administración municipal no ha estado excenta de estar bajo el hostigamiento de estas organizaciones que se presumen apolíticas y se asumen como representantes de la ciudadanía.
¿Usted, amable lector autorizó a estas organizaciones para representarlo?
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