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FRANCOTIRADOR
La práctica electoral de los últimos cinco lustros en Jiquilpan permiten establecer de manera clara el perfil que se requiere para lograr obtener la alcaldía principalmente en tres premisas básicas:
• Capital político
• Capital económico
• Capital de sangre
CAPITAL POLÍTICO.
En el entendido de que la elección es un proceso mediante el cual el ciudadano común (Usted o yo) delega en un tercero las funciones de decidir y ejecutar las acciones que, a su juicio resulten convenientes al interés común. En ese tenor resulta pues importante que quien aspira a un puesto de elección popular cuente con el capital político indispensable para obtener más votos que sus contrincantes ya que se trata de una elección de mayoría relativa esto es, obtener la mayoría de votos en relación a los obtenidos por su o sus contrincantes y, numéricamente, entre más contrincantes participen menor será el número de votos requeridos para quien resulte ganador, justo ahí radica la importancia del capital político que no debe ser confundido con el capital social o mediático pues mientras la proyección social genera el posicionamiento del ‘producto’ haciendo ver sus bondades y virtudes para atraer simpatizantes, el capital político asegura que, aún sin ser el mejor producto, los seguidores del aspirante en turno voten por él.
CAPITAL ECONÓMICO
Este es quizá el único elemento indispensable para quien aspira a obtener un puesto municipal de buen nivel ‘no hace falta solamente tener dinero, se debe tener también la intención de gastarlo’
Los recorridos a los barrios, perifoneos, posicionamiento mediático, camisas, gorras, despensas y un largo etc. Generan gastos que, en la práctica, deben salir de los bolsillos del aspirante y, cuando mucho, de los integrantes de sus planillas so pena de recurrir a apoyos financieros de terceros con los que se tendrían que establecer compromisos para la distribución de espacios administrativos y operativos lo que, evidentemente, limitará la libertad del alcalde en la toma de decisiones. Con capital económico propio el candidato podrá diseñar a su antojo su estructura electoral, sus operadores en colonias y comunidades y podrá regular su capacidad de operación y movilización el día de la jornada electoral, sin este capital estarán por demás la construcción y exposición de ideologías, los discursos y el conocimiento que se pueda tener del entorno socio-electoral.
CAPITAL DE SANGRE
Jiquilpan, aunque duela, es todavía una ciudad clasista en la que los linajes de sangre pesan en el ánimo del ciudadano de a pie, de ahí que en las últimas décadas el poder político, social y económico se haya concentrado en no más de media docena de familias locales. En este contexto y al momento de los procesos electorales pierden validez los méritos académicos, laborales o sociales si se carece, aun sea una gota, de la sangre de estos linajes
De tal suerte que, la historia local lo marca así, se puede ser alcalde sin tener capital político porque éste se construye o se compra; se puede ser presidente sin capital de sangre porque éste se obvia cuando el dinero compra el pergamino pero se puede ser presidente sin capital económico sin comprometer la administración pública cediendo espacios a grupos de poder.
¿Quién gobernará a Jiquilpan?
La respuesta simplista y hasta utópica sería ‘el que más votos tenga’ sin embargo, de la larga lista de nombres que se barajan ya, valdría la pena analizar quiénes de ellos cumplen al menos dos de las tres premisas de la política local en el entendido de que no puede prescindir del capital económico.
Muy ciertas tus palabras, saludos mi estimado
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