Tumba vacía |
Sahuayo.
Con la celebración de eventos religiosos y la
expectativa de miles de visitantes se prepara en esta ciudad la realización de
las conmemoraciones dedicadas al José Sánchez del Río, joven nativo de Sahuayo
que fuera elevado a los altares.
Es de recordar
que en febrero de este año se conmemora el XC aniversario del martirio y muerte
del joven sahuayense que a la edad de 13 años se sumó a las filas del ejército
cristero durante el conflicto Iglesia- Estado por la llamada Ley Calles o Ley
de Tolerancia de Cultos expedida el 14 de junio de 1926 mediante la cual se
pretendía limitar y controlar el culto católico en México.
José Sánchez del Río se enroló en el ejército cristero bajo las órdenes de Prudencio Mendoza quien
lo recibe como asistente del ejército pro cristiano y el cinco de febrero de
1928 en plena batalla entre el ejército federal y los cristeros el caballo del
comandante cristero fue muerto por lo que Sánchez del Río ofreció su propia
montura para que el líder rebelde pudiera escapar en tanto él quedaba preso de
las fuerzas Callistas en las cercanías del municipio de Cotija.
El prisionero fue
trasladado a Sahuayo, y encerrado en el templo de la localidad que el ejército
federal había convertido en establo y donde se resguardaban los gallos de
combate de su padrino Rafael Picazo, diputado federal por ese distrito durante
su encierro José Sánchez del Río mató los gallos de su padrino lo que le
acarreó la ira del político y de los soldados que resguardaban el lugar.
Francisco Castillo, conocido también
como Pancho “La Cisca”, quien presenció la ejecución afirmaba que
antes de recibir las balas, el menor fue martirizado a culatazos, chicotazos y
heridas punzantes; de acuerdo con la historia oral rescatada por el
cronista sahuayense Luis Arceo Preciado.
“Y decía que gentes de mucho crédito le habían
platicado que antes de sacar a José Luis del templo, le habían desollado los
pies, aunque esto él no pudo constatarlo porque era de noche cuando lo obligaron
abrir la fosa que recibiría el cuerpo mártir”.
Pese a que en el panteón local existe
todavía el lugar donde fue sepultado el niño mártir, los restos de éste se
depositaron por casi 50 años en las catacumbas del Sagrado Corazón en esta
ciudad.
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