Francotirador (Archivo) |
FRANCOTIRADOR...
Cuentan que en un pueblo ganadero perdido en la sierra,
tras muchos años de ahorros, Chencho logró comprarse tremendo
semental de toro cuya maquila vendía casi a precio de oro.
Al no tener otra alternativa, los ganaderos del lugar
eran clientes regulares del toro de Chencho y la verdad es que
el semental era brutal pues lograba hasta 18 montas diarias con el consabido
sonido de la caja registradora de su dueño quien hasta se daba el gusto de
elegir las vacas para su toro.
Hartos de pagar y pagar y de andar rogando con sus vaquillas
los ganaderos acudieron con el presidente municipal don Toribio Huidrobo para
que, a nombre del municipio comprara el semental de Chencho y
ya como parte del inventario municipal les diera la maquila un poco más barata.
Después de mucho batallar don Toribio Huidrobo logró
que Chencho le vendiera el bendito toro y fue un día de fiesta
local, las autoridades pasearon al toro por las ocho calles de la cabecera
municipal y le pusieron banda de música y serpentinas y confeti y por fin el
toro fue alojado en el establo municipal donde ya lo espera una docena de
vaquillas cuyos propietarios habían ya hecho el pago correspondiente en la
tesorería.
Horas y horas pasaron el toro se limitaba a comer, dormir
y luego comer y volver a dormir hasta que los ganaderos fueron a reclamar a don
Toribio Huidrobo, don Toribio a Chencho y éste a su vez fue
hasta el establo en el que el semental descansaba plácidamente de no hacer nada.
-¡Toro, torito! ¿Qué te pasa? Tú tan bravío, tan
enjundioso y ahora nada de nada- dijo Chencho en tono de
súplica.
El animal volteó a ver a Chencho, masticó
parsimoniosamente la paja entre sus muelas y respondió: “Chencho, cuando
tú eras mi dueño podríamos decir que yo trabajaba para la iniciativa privada
pero ahora que me compró el municipio ¡soy un funcionario municipal! Así que no
me estés fregando”.
No es moraleja pero aplica a aquellos que son excelentes
en sus áreas en la iniciativa privada pero en cuanto reciben su primer sueldo
del erario los perdimos y pasan a comer, dormir y volver a comer y luego dormir.
Por cierto ya en el tema político pues se registró
Carlos Gómez como candidato independiente por Jiquilpan lo que nos lleva a una
pequeña reflexión sobre todo en la forma en la que fue instalado el Consejo
Municipal Electoral o el OPLE, una casa particular, en una privada casi
inaccesible, sin logotipos o distintivos en la fachada, sin más mobiliario que
una mesa y media docena de sillas, todo ello indicativo de una austeridad
republicana pero que lleva a cuestionarse el por qué o para qué el Congreso del
Estado aprobó para el Instituto Electoral de Michoacán la suma de 568 millones
789 mil 810 pesos, porque para estas fechas, diría mi abuela, ya debían tener
por lo menos la casa ajuareada
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